martes, 9 de noviembre de 2010

Esperpento en el Aviva Stadium



Poco se puede decir de los primeros 65 minutos del Irlanda-Sudáfrica (21-23) disputado el pasado sábado en el Aviva Stadium de Dublín: un recital de despropósitos, un infinito encadenamiento de errores que dejó por los suelos la calidad que prometía el partido. En parte la lluvia tuvo algo que ver, pero la enorme cantidad de errores en el juego a la mano, los line outs que una vez sí y otra también regalaban los locales, la sarta de penalizaciones que Owens le fue cobrando a los Springboks, hizo que la experiencia de ver el partido fuera una tortura. Ganó el menos malo, el que supo aprovechar algunos de los errores rivales más clamorosos (como el ensayo de Smith, que nace de un line out a favor de Irlanda, en la línea de 22 del campo sudafricano, y que un inoperante Reddan regaló al flanker de los Cheetahs), pero ninguno de los dos hizo méritos para celebrar nada. Por eso, tras una victoria rácana y agónica, no entiendo la celebración exaltada de algunos Springboks nada más acabar el partido. Que se lo hagan mirar, porque celebrar de esa guisa partidos tan deplorables dice mucho sobre su situación actual, tras el ridículo perpetrado en el Tri Nations. A algunos de ellos ni siquiera se les vio prácticamente en acción, como es el caso de Basson, Stegman o Kirchner, y debería mejorar bastante la cosa si no quieren encontrarse con alguna seria derrota en este tour europeo.

Como decía, el partido de rugby comenzó a los 65 minutos, tras la previa tortura de despropósitos, más o menos cuando Kidney decidió sacar a los eternos O'Gara (que estrenaba su entorchado número 100 con Irlanda) y Stringer, que convirtieron a la espantosa Irlanda que habíamos sufrido antes en aquella que hace año y medio encandiló en el VI Naciones. El bonito ensayo de Aplon, tras jugada en la que colaboró el debutante Lambie, despertó la furia de la pareja de medios de Munster, que imprimió en su equipo un furioso ritmo de caballería para conseguir dos ensayos casi seguidos (Bowe y Kearney) en los que se les vieron las vergüenzas defensivas a los Springboks, especialmente a la 'pulga' Aplon, muy desafortunado en ambas acciones. Sólo el segundo intento de conversión de O'Gara, que impactó en un poste, impidió el empate.

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