lunes, 19 de octubre de 2015
Los últimos serán los primeros... o casi
Permítanme echarle una mano a los Evangelios para ilustrar lo acaecido ayer en Twickenham. Un servidor se quedó estupefacto, pero imagino que la sensación fue bastante generalizada, sobre todo en los propios escoceses. Porque es muy difícil de entender que un equipo que no mereció pasar a cuartos, esta vez sí tendría que haber alcanzado las semifinales. Pero es el delirio absoluto, el derrumbe de toda lógica, ¡que el Cuchara de Madera del VI Naciones haya estado a un pelo de salvar el honor del Norte frente al ganador del antiguo Tri Nations este 2015! Pero al final, como sucede a veces, Escocia pagó en su mejor partido los pecados cometidos anteriormente, pues fue mucho más digno ayer en la derrota que en sus victorias ante Japón o Samoa. Ganar habría sido más importante históricamente que la gesta de los nipones frente a Sudáfrica.
El caso es que rugbísticamente la Escocia de Vern Cotter no parece haberse movido demasiado. Siguen sin saber lo que es jugar a la mano con cierta soltura. Las pocas veces que consiguen alcanzar la línea de 22 rival, les entra un sofoco y pasan fatal o se les cae el oval. Por eso pocos recordaremos un ensayo bonito y gestionado por ellos mismos en ágil jugada. Sus tries siempre son como los de ayer: al contraataque y aprovechando errores del rival. Pero en este caso hay que reconocerle a los más norteños del norte rugbístico que pusieron cojones en el campo, dieron el callo porque, no teniendo nada que perder, fueron a por todas con un gran nivel de intensidad. De hecho, podemos decir que si no fuera por el nefasto Joubert (es rarísimo que no quisiera salir de dudas con el TMO, con lo presente que ha estado este artilugio en el Mundial), hoy dormirían en semifinales. ¡Si hasta parecían tener a favor a los elementos!, con esa lluvia que apareció en los últimos 10 minutos para teñir el escenario de bruma de las Highlands. No quiero olvidarme, eso sí, del detalle antideportivo de silbar el tiro in extremis de Foley (a Giteau le hicieron lo mismo en 2009).
También hay que reconocer que el susto tremendo de los Wallabies ha sido demérito de los de Cheika. Porque, ¿de verdad la defensa del Wallaby Wall (sin Pocock esta vez) es la que se ha dejado levantar el primer try escocés por un ruck tan mal defendido que parecían el sub20 de Uruguay? ¿De verdad el Foley que hizo el partido perfecto ante Inglaterra (al final habrá que reconocer que ante la Inglaterra de Lancaster todos los rivales parecen Lomu o Gareth Edwards!) es el mismo que ha perpetrado uno de los más espantosos encuentros que le he visto a un apertura? ¿Y qué pasa con el super scrum que había diseñado Mario Ledesma, hecho ayer unos zorros por el paquete caledonio? Yo creo que los australianos le han faltado, y mucho, al respeto a los caledonios. A lo mejor me leen el blog y han pensado de verdad que ganaban antes de jugar (es broma). Tras su primer arreón, con un try fallado (cómo no, por Foley) y otro conseguido por Ashley Cooper, todo parecía facilísimo y enconces decidieron echarse la siesta. Cuando despertaron, los escoceses ya estaban por delante. Al final, ni Australia era tan buena cuando derrotó a Inglaterra, ni tan mala ayer. La clave siempre es salir motivados, aunque juegues frente a Namibia o el XV del Kalahari. Si no, suceden estos sofocos. Nueva Zelanda el sábado barrió a Francia en un partido que tenía a priori claramente a favor, pero la motivación fue un elemento para estar al 100 % en el partido: había cuentas pendientes, vengarse de las derrotas de 1999 y 2007, y del casi Maracanazo de 2011. Australia en cambio no tenía motivación en el cruce de cuartos que se antojaba más asequible. O que Pocock es más necesario que McCaw en los de negro, quién sabe. Sospecho que tras lo de Twickenham, todo volverá a su estado natural: Escocia renovando su Cuchara de Madera (este año toca jugar en Roma) y Australia luchándole el campeonato a los todopoderosos All Blacks (por algo son los únicos que le han derrotado este 2015). Pero tampoco descartaría una machada de los Pumas en semifinales.
Luego está el Irlanda-Argentina, cuyo resultado no fue en absoluto justo, porque Irlanda dominó la mayor parte del encuentro. El problema fue la pájara inicial (3-20) de la que no supo ya sobreponerse, y del rush final (0-17). Los argentinos aprovecharon sus dos momentos de intensidad, pero estuvieron muy erráticos en la creación, parecían no saber jugar más que en terreno abierto, con las líneas rivales separadas. Salir perdiendo tan pronto, obligó a los irlandeses a intensificar su defensa, de ahí las penalizaciones que se fue cobrando Sánchez, Man of the match. Por supuesto, voy a dormir perfectamente tras la eliminación irlandesa (me sabe mal por Best, Henry y Bowe, pero ya saben que preferiría que jugaran bajo la bandera de Irlanda del Norte, o de Inglaterra mismo), pero creo que ha sido injusta. Siguen sin pisar semifinales de un Mundial, pero el enorme trabajo de mi admirado Joe Schmidt se ha seguido notando durante gran parte del encuentro. Sin embargo, toca resignarse: Irlanda tiene la plantilla que tiene, sin O'Driscoll, O'Gara y compañía, y encima sus bajas han sido decisivas. Se ha hablado mucho de las bajas galesas, pero aunque han sido más numerosas que las irlandesas, éstas se han cebado todas ellas en jugadores decisivos. Es como si Gales, junto a Halfpenny y Jonathan Davies, tampoco hubiera podido contar con Biggar (!) y Alun Wynn Jones, casi nada. Schmidt ha hecho lo que ha podido, y además de grandísimo entrenador es un señor cabal y sosegado. Comparado con el frenesí locoide de Meyer, Schmidt parece un monje benedictino.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Joubert tiene nombre de malo de los Miserables.
ResponderEliminarNo es por pasarme de hooligan.
Espero que el final de la Bledisloe Cup le pite un escocés a los convictos
Otra vez con la misma vaina....
ResponderEliminarhttp://deportes.elpais.com/deportes/2015/10/18/actualidad/1445202096_292828.html
Ridículo, aberrante e indocumentado... Seria para desternillarse a carcajadas, si no fuera porque la amenaza que se cierne sobre el rugby sudafricano es tristemente muy real y cada vez mayor.
Eliminary que el Hemisferio Sur está en las antípodas en cuanto a nivel de rugby se refiere, je, je, je.
ResponderEliminarZas.
y nosotros aquí, perdiendo el Norte.
Menudo páramo. Parece que hemos perdido las referencias y aún no es así.
ResponderEliminarNos quedan los All Blacks*, lo mejor que le ha pasado el rugby en toda su historia.
Descartados los falsos profetas, en el helecho nos refocilamos
Nunca un horizonte negro ha sido tan optimista.
* con permiso de Gales y la Diosa Blanca
Tengo que darle la razón: Le Roux fatal como 15, se comió casi todas por arriba (NZ lo buscó mucho, sabían bien lo que hacían...). Creo que la clave fue la sorprendente (para mí al menos) superioridad neozelandesa en el line out.
ResponderEliminarDominan la touch, especulan con el reloj... Estos All Blacks posmodernos la verdad que son una caja de sorpresas.
Media legua, media legua, Media legua ante ellos. Por el valle de la Muerte Cabalgaron los seiscientos. “¡Adelante, Brigada Ligera!” “¡Cargad sobre los cañones!”, dijo. En el valle de la Muerte Cabalgaron los seiscientos. “¡Adelante, Brigada Ligera!” ¿Algún hombre desfallecido? No, aunque los soldados supieran que era un desatino. No estaban allí para replicar. No estaban allí para razonar. No estaban sino para vencer o morir. En el valle de la Muerte cabalgaron los seiscientos. Cañones a su derecha, cañones a su izquierda, cañones ante sí. Descargaron y tronaron. Azotados por balas y metralla, cabalgaron con audacia. Hacia las fauces de la Muerte. Hacia la boca del Infierno cabalgaron los seiscientos. Brillaron sus sables desnudos, destellaron al girar en el aire, para golpear a los artilleros, Cargando contra un ejército que asombró al mundo entero: zambulléndose en el humo de las baterías. Cruzaron las líneas; cosacos y rusos retrocedieron ante el tajo de los sables hechos añicos. Se dispersaron. Entonces regresaron, pero no. No los seiscientos. Cañones a su derecha, cañones a su izquierda. Cañones detrás de sí, descargaron y tronaron; Azotados por balas y metralla, mientras caballo y héroe caían, los que tan bien habían luchado entre las fauces de la Muerte. Volvieron de la boca del Infierno. Todo lo que de ellos quedó, lo que quedó de los seiscientos. ¿Cuándo se marchita su gloria? ¡Oh qué carga tan valiente la suya! Al mundo entero maravillaron. ¡Honrad la carga que hicieron! ¡Honrad a la Brigada Ligera, a los nobles seiscientos!
ResponderEliminarEs 25 de Octubre y nuestros all blacks están en la final (que ganarán)
Bueno Von Horrach, falta un last hurrah, una last stand, un cierre de orfebre, un entierro vikingo, un algo.
ResponderEliminarUna calabaza digna del Samaín, un helecho al cubo.
Necesitamos un último ensayo acerca de este grandioso Mundial, un epitafio en el campo de amapolas.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo. Y eso que a partir de cuartos, no he podido ver apenas partidos, salvo la final. Los estoy viendo ahora tranquilamente. Quiero aprovechar para homenajear es este sitio, donde tantos fieles tiene, al gran Harry. Aunque a mi me gusta más con el oficial de SS.
ResponderEliminarhttps://youtu.be/hzud2shV_UU
Día triste para el Rugby. Un bonito proyecto se trunca. Muy lamentable
ResponderEliminarhttp://www.englandrugby.com/news/rfu-statement-stuart-lancaster/
La Casa de Lancaster o Dinastía Lancaster es una dinastía real inglesa. Fue una de las facciones que se enfrentaron en la Guerra de las Dos Rosas, una guerra civil que ensangrentó a Inglaterra durante el siglo XV.
ResponderEliminarEn el siglo XIV aparece como emblema de la casa de Lancaster la flor de lis, que adopta la representación de 3 flores de lis y 3 leopardos pasantes, para su escudo. Catalina de Lancáster, (nieta de Pedro I de Castilla y abuela de Isabel la Católica) fue la patrocinadora del monasterio de Santa María la Real de Nieva en la provincia de Segovia, por eso puede verse allí su escudo con las tres flores de lis.
La familia recibió el nombre de Casa de Lancaster, porque descendía de Juan de Gante, duque de Lancaster, tercer hijo del rey Eduardo III de Inglaterra. Su símbolo era una rosa roja.
Mosaico con la representación de la rosa heráldica de la Casa de Lancaster.
Durante esta guerra civil, los Lancaster se opusieron a sus parientes pertenecientes a la Casa de York. La rivalidad entre los Lancaster y los York comenzó cuando Enrique, hijo de Juan de Lancaster, destronó a su primo Ricardo II en 1399. Enrique fue coronado pues fue reconocido como el inmediato sucesor del rey destronado, ya que era nieto del tercer hijo de Eduardo III. Los York en un principio lo aceptaron como rey pero luego alegaron que poseían más derechos a la sucesión por descender del segundo hijo de este mismo rey, Lionel de Clarence por línea femenina.
La familia Tudor descendía de los Lancaster por Margaret Beaufort, bisnieta de Juan de Lancaster, que se casó con Edmundo Tudor, conde de Richmond, y fue madre de Enrique VII de Inglaterra.
Los reyes de la Casa de Lancaster han sido:
Enrique IV de Inglaterra (que reinó entre 1399 y 1413)
Enrique V de Inglaterra (r. 1413–1422)
Enrique VI de Inglaterra (r. 1422–1461 y 1470–1471)
Eddie Jones, un hombre de palabra...
ResponderEliminarLand of Pound and Glory
Vuelve a Old Bailey
ResponderEliminarAquí se otorga a la nostalgia la resonancia de un mito.
¿y la crónica de la final, hablando de canguros?
Nueva Zelanda merece un post final, lleno de ruido y furia.
ResponderEliminarLo merecen.
Los lectores, también.
Gracias.
Nuestra aproximación al VI Naciones (con perdón) de la mano del bardo de Middlesbrough, tal cual en el enlace.
ResponderEliminarEstán invitados a comentar,sajar o ignorarla.
Gracias a todos
- seguimos necesitando una entrada sobre la Final-.
Habrá Filorugby para esta novena edición?
ResponderEliminar