sábado, 15 de octubre de 2011

Hasta siempre

Hasta aquí hemos llegado. Entrego mi acta que certifica 16 años de afición rugbística. Me bajo ahora mismo del barco a la deriva, de este rugby moderno que cada día se parece más a espectáculos infames. Queridos camaradas, hasta siempre.

jueves, 13 de octubre de 2011

RWC 2011: Johnno no es Enrique V

Habrá tiempo para analizar con calma los prescindibles 3 años de Martin Johnson al frente del XV de la Rosa, pero revisando recuerdos de mi treintañera memoria he caído en esta actuación de Kenneth Branagh en la película de su debut como cineasta, Enrique V (1989). Algo enfática para mi gusto, pero, ¡mil demonios!, una arenga de semejante naturaleza es la que debería haber gritado Johnno en el vestuario del Eden Park minutos antes de enfrentarse a los franceses. Pudo haber sido otra bonita reedición de la mítica batalla de Agincurt, un nuevo día de san Crispín, otro Le Crunch favorable para los ingleses... pero Johnno es Johnno, y Agincourt se renovó con trágico intercambio de bandos y suertes.

martes, 11 de octubre de 2011

RWC 2011: El mítico dragón rojo regresa a unas semifinales


Con festivos y fraternales cánticos del célebre Delilah de un galés de pro como es el 'tigre' Tom Jones, celebraron los seguidores del dragón asistentes en Wellington el histórico triunfo de Gales ante Irlanda (22-10). Partido épico, glorioso, aunque la pega de llegar tarde a la crónica del mismo es que a estas horas ya se ha dicho todo: Gales regresa a unas semifinales mundialistas 24 años después (de hecho, los cuatro clasificados son los mismos que en aquella ocasión, también disputada en Nueva Zelanda, aunque en orden diferente), defensa pletórica, ataques demoledores liderados por un enorme Mike Phillips, sangre fría envidiable, etc. Una cosa que tiene esta Gales mundialista, y de la que carecía en toda la época Gatland (incluso el año del Grand Slam), es un saber estar que no le hace perder la compostura aunque las cosas se pongan cuesta arriba o, si acaso, delicadas. Como prueba, lo que sucedió en el minuto 50, cuando Irlanda se venía arriba peligrosamente tras el ensayo de Earls, que empataba el encuentro a 10. Apretaban los de verde, con furia y esa agresividad propia del que llega desde atrás. Gales perdía dos ovales seguidos, pero, en el peor-mejor momento robaron un line out que, tras una serie de fases dirigidas con sabiduría por Phillips, originó el brillante ensayo del medio scrum galés, aprovechando un agujero en el lado ciego de un ruck. De otro error defensivo, en este caso más grave (fallo de placaje de Healy), llegaba poco después el ensayo definitivo, conseguido por ese Jonathan Davies que aprovechó su fuerza portentosa para perforar la línea rival entre cuatro rivales. La clave estuvo ahí: las defensas, casi insuperable la galesa, maleable la de verde. También que, como le suele suceder últimamente a Irlanda, sus dos mejores hombres (BOD y O'Brien) estuvieron muy desaparecidos durante todo el encuentro, y ya se ha comentado en este blog que si estos dos hombres no juegan o, en el caso de hacerlo, no están a la altura, el equipo se resiente. Se acabó el camino mundialista para una generación histórica, la de los O's (aunque habría que incluir a D'Arcy).

Finalmente, un detalle decisivo sobre el ganador, y es que esta Gales triunfal se ha construido sobre una tercera línea fantástica y, sobre todo, muy joven (dos de ellos, por cierto, de los modestos Dragons, o sea: dragones por partida doble): la formada por el 'renacido' Dan Lydiate, un flanker poderoso e inteligente, que apenas falla placajes y siempre trabaja bien los rucks; el hallazgo del titán Sam Warburton, capitán tras la lesión de Rees, y que está aportando una jerarquía imponente que cada partido se aprecia más; y, finalmente, el último en llegar, el polinesio Toby Faletau, el ocho fuerte y rápido que este equipo necesitaba para aspirar a todo, la pieza necesaria para que encajaran todos los elementos. Recordemos que este trío ha dejado por el camino el mítico Martyn Williams, al ex-capitán Ryan Jones (líder del último Grand Slam), al exaltado Andy Powell y también a Jonathan Thomas. Casi nada. A partir de esta tercera línea el equipo ha ganado en equilibrio, consistencia y efectividad, siendo capaces de ganar con solvencia a Irlandia son contar con Stephen Jones, James Hook, Matthew Rees o Lee Byrne. Es decir, se les acoplan todos, cualquiera, con una eficiencia pasmosa.

sábado, 8 de octubre de 2011

RWC 2011: Francia resucita a cuenta del esperpento inglés


Se cumplieron los vaticinios temerosos de algunos (servidor), temores no tanto por lo que afecta a los intereses de Inglaterra (por la que tengo cierta debilidad, ya se sabe, pero no hasta el punto de ser un hooligan) como a una cuestión de ethos y dignidad rugbística: Francia estaba jugando 'su' Mundial, que para ellos comenzaba hoy mismo en el Eden Park de Auckland. No disputando el partido ante los All Blacks, entregando miserablemente la victoria a los débiles tonganos, se reservaban cicateramente para los cruces, que para ellos eran favorables, escapando a los cocos del Sur al menos hasta la final. Manosearon la ética del rugby, retorcieron sus principios y su espíritu... y han salido ganando. La estrategia del tramposo obtuvo recompensa gracias al mediocre, porque para que se cumpla el objetivo era necesario que el antagonista de turno tuviera las características maleables del actual quince de la rosa.

Este 19-12 ha sido un merecido final para la Inglaterra de Martin Johnson (espero y deseo que signifique su segura dimisión o no renovación tras finalizar su contrato el próximo mes de diciembre), aunque tenga el regusto amargo de haber alimentando la indignidad y malas artes de Lievremont. Se había comentado repetidamente en este blog que el equipo inglés se aguantaba sobre alfileres, entregado al caos y la anarquía, víctima de padecimientos psíquicos de gran inestabilidad, sin referencia dentro y fuera del campo. Tras sufrir auténticas ordalías ante medianías como Argentina y Escocia, todas las costuras (y son muchas) de la banda de Johnno han quedado patéticamente al descubierto ante unos serios bleus, principalmente en la primera parte. Esta Inglaterra ha sido un equipo sin estructura, carente de patrón de juego, que ha sobrevivivido tirando del talento (ofrecido en cuentagotas) de alguno de sus jugadores. De hecho, que tu única arma en el momento clave (segunda parte) sea un casi adolescente samoano que lleva sólo un par de partidos con la selección delata que el trabajo de 3 años de Johnno presenta muchas deficiencias de base. No podía acabar de otra manera la aventura, con otro rosario de penalizaciones (mal Stevens y Cole en los scrums; nefasto, como siempre, Deacon en los rucks; nadie al timón; alas sin desborde), errores de pase, knock ons absurdos, line outs perdidos, etc. La indisciplina en el campo ha sido la prolongación de la indisciplina fuera del mismo, con episodios por todos conocidos que Johnson nunca ha sabido controlar y frenar, sin saber imponerse a los jóvenes divos que sólo lucen ante los débiles (Ashton, sin ir más lejos) o en los bares de Nueva Zelanda. Finalmente, tras tanto debate entre Wilko y Flood, y por una vez que Johnno les da un lugar a ambos (tal vez por miedo a jugárselo por uno y salir malparado), ninguno está a la altura, quedando la posición de apertura como una asignatura pendiente para el futuro seleccionador.

En cuanto a Francia, tampoco es que realizara un gran partido (ante Gales, la próxima semana, dudo que les sirviera un partido como el de hoy), aunque su consistente seriedad en la primera parte, con el impresionante Dusautoir al frente (bien secundado por Bonnaire), y su capacidad para aprovechar dos opciones de ensayo (finalizadas por los renacidos Clerc y Medard), les bastaron para tratar de borrar su primera fase infame y brindarle así a su mediocre seleccionador una gloria que no merece. La Inglaterra con motor diesel, acostumbrada a ceder los primeros 20-30 minutos (fantásticamente aprovechados por los azulados), trató de reaccionar al filo del intermedio, pero de nuevo varios errores frustraron un ensayo que parecía seguro. A cero los redujo la defensa francesa (0-16), de manera que el esperpento perpetrado estos primeros 40 minutos lo decidió todo, porque dejaba poco espacio para revertir el marcador. De nuevo, se hacía imprescindible una remontada, aunque en esta ocasión sus dimensiones debían ser mayores que ante argentinos y escoceses. Además, cuando Inglaterra levantaba cabeza y Youngs tomó al fin la manija del encuentro, dirigiendo con criterio por primera vez durante el partido... ¡Va Johnno y lo cambia por el romo Wigglesworth! Con la puntilla de su propio entrenador se acabó definitivamente Inglaterra, que dominó por inercia (a Francia le bastaba aguantar atrás y salir disparada al contraataque siguiendo los tiros de Trinh-Duc) pero sin electricidad, hundida por su carencia de estructura y la crispación de su nerviosismo.

Al menos una parte integrante del 'trío de miserables' que ha ensuciado el rugby mundial estos últimos años ya está fuera de circulación. Mañana le toca el turno a De Villiers y la semana que viene al propio Lievremont (aunque un conato de terrorífica pesadilla comienza a torturarme: se me aparece la risueña y bigotuda estampa de Lievremont alzando una copa que parece ¡la Webb Ellis!).

martes, 4 de octubre de 2011

RWC 2011: Del champagne al garrafón


La obra de Lievremont al frente de la selección francesa progresa adecuadamente... hacia la absoluta aniquilación de la Grandeur, que conlleva la transformación del 'estilo champagne', tan celebrado en la década de los 80, en el más indigesto 'garrafón'. Francia quema etapas renunciando al french flair y, lo que es peor, con absoluto desprecio del ethos rugbístico, como pudo verse con su enfrentamiento con los anfitriones. Si episodios de humillación tales como perder ante Italia parecían difícilmente superables, entonces llegó el megadesastre tongano. Lievremont, tras ganar de forma nada lucida el VI Naciones 2010 (fue el menos malo del penúltimo torneo), todos los defectuosos cimientos que fue disponiendo, de la forma más errática posible, han ido fallando estrepitosamente estos últimos meses convirtiéndose en una cacofonía infame. Si realmente es increíble ver a los débiles tonganos ganarle a Francia (19-14), lo que ya resulta escandaloso es que lo hagan 'bien', es decir, dominando el juego, controlando y tratando de llegar hasta el final (habrían conseguido varios ensayos más si no fuera por decisivos knock ons o una mala decisión de Vahafolau en el minuto 74), trabajando los rucks y, para colmo, encerrando bochornosamente a los franceses en su terreno los 25 primeros minutos del segundo tiempo, cuando estos debían reaccionar de forma inmediata. No se limitaban a defenderse los tonganos, sino que ambicionaban más, presionando cada salida bleu con una fiereza imponente, robando todas las patadas a seguir que llegaban a manos francesas, cerrando todos los espacios (salvo en la jugada final), placando cada azulado bulto sospechoso que se movía con el oval. Unas 'águilas marinas' incapaces de ganarle a Canadá, perforaban la línea defensiva francesa con una impunidad y decisión más propia de los All Blacks o de Australia. La segunda parte de Francia ha sido uno de los espectáculos más deplorables que le he visto a un equipo de rugby (de nivel) en mis 16 años de vida rugbística, y suerte tuvo de que los tonganos manifiestan evidentísimas limitaciones, porque un marcador de escándalo con bonus ofensivo para los polinesios (es decir, ¡Francia fuera del Mundial!) no habría sido nada raro viendo lo que sucedió en la cancha.

¿Y ahora qué? Lo increíble es que, a pesar de todo, Francia tiene opciones de alcanzar la final de este Mundial. Clasificado gracias a la victoria de Canadá frente a Tonga, ahora se encuentran en el sector más fácil de los cruces, sin cocos del Sur a la vista hasta la final. A pesar de Lievremont y su cacofónica obra, soy de los que teme que esta Francia todavía pueda tener cosas que decir. O al menos resultados que obtener, porque no es descabellado pensar que puede llegar batir a 'la banda de Johnno' el próximo sábado, y también al vencedor del Irlanda-Gales. Sería un insulto al rugby, a la lógica, a la dignidad y a todo, pero el teórico quince titular de Francia no es tan malo como para no pensar que esto es posible.

sábado, 1 de octubre de 2011

RWC 2011: Inglaterra sólo existe en la agonía


Tras el 16-12 ante Escocia en el Eden Park, y a pesar de meterse en cuartos como líder invicto de grupo, la conclusión es que la banda de Johnno sigue siendo una banda descerebrada. Un equipo sin estructura, sin criterio, temeroso, siempre esperando la guadaña del tiempo para desperezarse y comprobar que existe una línea de ensayo en el campo rival. Frustrante, deprimente, desesperante, un enfermo en coma... que se salva milagrosamente hasta ahora en los instantes terminales. Es un equipo con motor Diesel, con inicios espantosos al ralentí (incluso ante la débil Rumanía sus primeros 20 minutos fueron patéticos), al que le cuesta coger un cierto ritmo de juego y el control del partido, dejándolo todo para el final. Ni Youngs ha vuelto a ser el sensacional director de juego de noviembre y febrero, ni centros y backs aportan apenas nada al juego de ataque (Tuilagi y Armitage sólo movilidad errática. El resto, incluso menos). Con Haskell naufragando como 8 y Deacon en su línea (es decir, mal), sólo Croft y el capitán Moody aportaban algo en el juego cerrado y los rucks. Hasta la media hora, sorprendidos por la seriedad caledonia, no trataron de articular un patrón de juego, unas combinaciones más allá de las desesperadas patadas de Wilko. Y salvo redención en los cruces, este partido va a significar algo triste pero ya evidente: creo que Wilkinson está en las últimas. Y no lo digo únicamente por su nefasto porcentaje de tiro (reiterando su descalabro ante Argentina), sino por las decisiones que fue adoptando durante el encuentro, casi todas equivocadas, obsesionado con los tiros a palos, ya sea en juego o de penalty. Al menos dos situaciones de ensayo frustró con su frenesí alocado, buscando absurdos drop goals. También racaneando la búsqueda del line out, prefiriendo asegurar tres puntitos que además no llegaban. Tuvo que salir Flood para, por primera vez, buscar la línea en pos del ensayo en lugar del tiro a palos, y después del try convertir limpiamente un tiro complicado. Únicamente su encomiable entrega a la hora de placar (al que sea, montañas como Gray o Kellock incluidas) lo salvaron de la deshonra. Nunca pensé que llegaría a decir esto, pero ahora mismo el lugar de Wilko es el banquillo.

Sigo pensando que Inglaterra tienen mimbres de gran calidad, pero adolece de estructura, trabajo, plan de juego. Ante Escocia estas carencias suelen agravarse, más que nada porque a los caledonios les sucede algo comprensible pero irritante: sólo saben jugar a rugby ante Inglaterra, el odiado Auld Enemy. Capaces de ser humillados por la triste Rumanía, zarandeados por Georgia, derrotados por una Argentina venida a menos, sin embargo ante el histórico rival del sur siempre sacan lo que en otras ocasiones no puede verse (como dice la BBC, Eden Park llegó a parecer un Murrayfield polinesio). Para ellos la temporada parece reducirse a la Calcutta Cup, y todo lo demás no interesa. Francamente, a pesar del espanto perpetrado por la banda de Johnno, y teniendo en cuenta el bagaje de los cuatro partidos disputados, su derrota ha sido merecida, porque no es de justicia que un equipo que apenas arriesga o anota ensayos tenga futuro alguno en la Copa del Mundo. Ahora mismo no recuerdo apenas ninguna combinación remarcable en todo el partido, sólo el empuje sin verticalidad ni ruptura de Lamont, aunque esa fue la tónica general (dato importante: ni uno ni otro lograron un solo line break en todo el encuentro). Pero al menos suplieron sus evidentes limitaciones con una dignidad y seriedad que parecía granítica al menos hasta la recta final. Los de Robinson, que sacaron petróleo de sus virtudes en el set piece (inmenso Murray en el scrum y amenazador siempre Kellock en el line) y con unos pateadores sublimes, a punto incluso estuvieron de sentenciar, cuando al mediocre De Luca se le cayó el oval a punto de ensayar (tras una patada a seguir de Danielli). Inglaterra a lo suyo, la especulación medrosa y enfermiza, esperaba su momento, acercándose en el marcador a base de lánguidos 3 en 3 y suspirando por el ensayo redentor, pasado el Ecuador de la segunda mitad, pero éste no acababa de llegar, unas veces por penalizaciones estúpidas (en su nivel, el cúmulo de infracciones inglesas fue excesivamente elevado, en scrum y rucks) y otras por errores lamentables (Wigglesworth nada más salir, Haskell, Tindall, etc.). También, de nuevo, por el nefasto criterio de Wilko a la hora de decidir cómo aprovechaba las penalizaciones escocesas. Tanto se postergó todo que al final se intuyó el drama. Sólo cuando dejaron de lado su cicatería de los estériles tiritos a palos, buscando ahora sí el line out, en pos de la zona de marca, saliendo con criterio y agilidad, Flood abrió para que Ashton (casi totalmente desaparecido hasta el momento) amarrara los cuartos ante Francia (ya hablaremos de su patética derrota ante Tonga).
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