El milagro del Millenium Stadium

Que los milagros existen ha quedado claro esta tarde en Cardiff, aunque no siempre vayan en la misma dirección que la justicia. Porque en el Millenium Stadium se han conjugado lo dos términos: milagro injusto. Gales no merecía ganar y Escocia no merecía perder. Así de simple. Pero diversas circunstancias encadenadas, como las lesiones de T. Evans y Paterson (éste el día de su internacionalidad nº 100), dos expulsiones seguidas (Lawson y Godman), junto con los habituales 10-20 minutos en los que Gales saca a pasear su talento (que en este caso han coincidido con el hundimiento final escocés), han permitido un parcial favorable a los locales de 17-0 en los últimos 7 minutos que han conseguido consumado el milagro (31-24). Pero la realidad es que han ganado un partido que nunca merecieron, sobre todo en la primera parte (a la que se llegó con 9-18), donde fueron triturados minuciosamente en todas las esferas del juego por los caledonios, que esta vez sí han demostrado que pueden jugar a rugby con una solvencia importante. El domingo pasado en Murrayfield dieron pena, pero hoy han estado grandiosos. La clave del cambio de cara de los escoceses hay que buscarlo sobre todo (también que volvían Murray y R. Lamont) en que hoy sí jugaba un fly-half de garantías, el gran Dan Parks, que ha dirigido brillantemente el ataque de los suyos para conseguir dos ensayos en la primera fase del partido. Increíble: Escocia anotando ensayos y por partida doble. Parks ha sido nombrado merecidamente Man of the match, reconociéndose el gran partido que ha disputado, sirviendo el ensayo a Max Evans y anotando dos drops (uno sensacional, casi desde el centro del campo). Lo increíble es que este hombre no haya jugado un solo partido con su selección desde hacía 13 meses, viendo como su puesto era usurpado por el mediocre Godman. ¿Alguien entiende un delirio semejante? A diferencia de la anterior jornada, sólo hoy, con Parks al mando, han demostrado los escoceses que pueden decir cosas en el torneo y dejar de ser las comparsas que han sido estos últimos años.

Además de Parks, hay que destacar que Cusiter hoy sí ha estado más inspirado, lo que sumado al partidazo de Barclay, que estaba en todas partes (además de anotar el primer ensayo del partido), el talento de los hermanos Lamont o la fuerza del 'renacido' Murray, ha permitido a los escoceses alcanzar un nivel de juego remarcable. Se notaba físicamente que Andy Robinson, en la grada, estaba muy contento con lo que veía sobre el cesped. Por contra, Gales era hasta la media parte un cadáver, un proyecto finiquitado. Nadie llevaba la iniciativa, nadie buscaba la línea de 22 contraria, lo poco que se intentaba salía mal. Se preveía una hecatombe de consecuencias serias (¿cese de Gatland?). La cara de Gatland & co. en la grada era fúnebre. Pero el milagro comenzó a mascarse ya en la primera parte, con las lesiones de hombres importantes de Escocia, como T. Evans y Paterson. La falta de efectivos obligó a jugar a Blair de ala. Luego se añadieron las expulsiones, que dejaron a los visitantes con 13 sobre el campo en el tramo decisivo. Escocia se aferraba a la épica, con un colchón de 10 puntos. Pero Gales, desastrosa todo el partido, con una cantidad de errores impresionantes, de repente sacó el gran talento del que dispone, personificado sobre todo en sus dos eléctricos alas, Shane y Halfpenny, para llevarse un partido increíble. Los últimos 3 minutos, por ejemplo, han sido de los más vibrantes y asombrosos que he visto en mucho tiempo. Sólo una furia casi divina ha podido doblegar hoy a los enormes y colosales escoceses. Una pena.