martes, 14 de septiembre de 2010

Tri Nations 2010. Noveno asalto: los All Blacks invictos



Se acabó el Tri Nations con pleno de victorias para los campeones, Nueva Zelanda, que con este 22-23 conseguido en Sydney refuerza su liderato en lo alto del rugby mundial. Tras unos tres primeros partidos arrolladores (aunque coincidieron con otras tantas situaciones de superioridad numérica), las tres últimas entregas han resultado más discretas para los de Henry (curiosamente, o no tanto, también coincidiendo con situaciones de igualdad numérica), aunque no han fallado. Por ahogados que estén, por cuesta arriba que tengan el marcador, siempre tienen algo a lo que recurrir para darle la vuelta en los últimos instantes. Su séptimo de caballería nunca falla (bueno, salvo en los mundiales), y se ha demostrado especialmente en sus dos últimos encuentros del torneo, a domicilio ambos (Johannesburgo y Sydney).

En cuanto a Australia, el panorama no puede ser más frustrante, pues por mucha calidad que atesoren, sobre todo en su línea de tres cuartos, no hay manera de que los Wallabies se conviertan en un equipo con mentalidad ganadora. Se les siguen escapando partidos increíbles, ya sea por errores a palos de Giteau, por fallos de cobertura en los scrums (como el que permitió ensayar a McCaw), o simplemente porque son incapaces en los momentos clave de llevar la iniciativa e imponer su voluntad. Este partido se antojaba importante para saber si el 'cambio' de Bloemfontein, la semana anterior, tenía continuidad o no se trataba más que de un espejismo. Ya sin opciones en el Tri Nations ni tampoco en la Bledisloe Cup, les quedaba a los Wallabies el orgullo y el reto de afianzarse frente a los mejores. Y aunque demostraron que ostentan una calidad excepcional, todavía no aguantan 80 minutos al mismo ritmo. A veces son 20, en otras 40, pero siempre hay fases (decisivas, además) del partido en el que desaparecen de forma incomprensible. Siguen estando en la antesala de convertirse en un grandísimo equipo, y las frustraciones que se van acumulando pueden acabar liquidándolos si no se traducen más pronto que tarde en resultados positivos. El 2011 puede ser el todo y la nada para esta generación de jugadores. Otro mal año dejaría interrumpido el proyecto de Deans.

El partido en sí no fue de los mejores del torneo, a mi modo de ver, aunque fue Australia la que iba dejando detalles de calidad, como el ensayo no concedido a Turner o el consumado por O'Connor, tras gran jugada de McCalman (que mejora a Brown en el puesto de 8, pero se queda lejos todavía de lo que debería ofrecer un titular wallabie en esa posición), que rompió por las costuras que representaban Vito y Dagg. Los locales dominaban con comodidad, mostrándose un Cooper más entonado, más parecido al que hemos visto en los Reds. Pero se quedaron a medias, una vez más. Podrían haber destrozado a los neocelandeses, humillarlos, pero Giteau falló demasiado con el pie y no llegaron más ensayos. El partido no estaba cerrado.

A 20 minutos del final, con un claro 22-9 en el marcador, el cambio de un inoperante Cruden por Colin Slade devolvió la jerarquía a unos All Blacks que hasta ese momento no habían estado a su nivel habitual. Sin excesivos alardes, pero con un dominio total en territorio y posesión (principalmente entre el 60 y el 75), llegaron los dos ensayos que necesitaban, con sus respectivas conversiones, para llevarse el partido. De nuevo, volvieron a fallar los locales cuando parecía que había llegado el momento de su redención. Y, de nuevo también, los All Blacks demostraban que disponen de recursos inacabables y no necesitan hacer un buen partido ni dominarlo totalmente para llevarse la victoria. Son el indiscutible mejor equipo del mundo, rey del Tri Nations, y dominador apabullante de los últimos enfrentamientos con sus vecinos (10-0 está la racha).

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