miércoles, 22 de septiembre de 2010

Mal inicio de Leicester Tigers



Los vigentes campeones de la Premiership han comenzado esta temporada de una manera poco digna. Dos derrotas y una victoria (en casa) producida de forma agónica son los resultados de las tres primeras jornadas en las que se ha evidenciado, como detalle principal, una preocupante vulnerabilidad defensiva. Si el año pasado fueron, creo recordar, el equipo que menos ensayos encajó en la competición, en estas primeras jornadas son la peor defensa de las 12 participantes, con 91 puntos encajados (9 ensayos), casi 30 de media por partido. Falla en general la defensa, y particularmente determinados jugadores, con mención destacada para el capitán Geordan Murphy, cuyo inicio de temporada está resultando calamitoso. Si ante Exeter equivocó varios tiros a line out importantes, además de estar poco fino en las coberturas defensivas, en el partido disputado en el Adams Park (video arriba) un tremendo error suyo propició la derrota del equipo en el rush final.

En las dos primeras jornadas se repitió el mismo error: entregar al rival la primera parte. Inicios adormilados, sin mucho espíritu combativo, dejaban vía libre a los rivales, viéndose obligados a remontar en la segunda mitad. Ante el rocoso y espectacular Northampton (que esta jornada se ha merendado a otro candidato al título, Bath) no hubo manera de revertir la desventaja, pero el apoyo de la grada de Welford Road sí permitió que se venciera a Exeter, el recién ascendido que, dirigido por Steenson, Dollman y Arscott, dio muy buena imagen y, hasta el minuto 60, toda una lección de rugby a los campeones. Sólo el empuje final de los Tigers, que tienen potencialmente el mejor ataque de las islas, permitió la hasta ahora única victoria de los de Cockerill. Sin embargo, ante London Wasps la dinámica varió radicalmente, pues la primera parte fue absoluta para los Tigers (18-30). Parecía que las cosas cambiaban y los campeones aprendían de su error repetido, pero el naufragio volvió a aparecer durante los segundos 40 minutos, fase en la que se quedaron sin anotar un solo punto. Dirigidos por Youngs y un omnipresente Waldrom (un tipo que parece un tonel pero que cuenta con una habilidad digna de atención), arrasaron a los Wasps al final de la primera parte, pero debieron pensar que el partido ya estaba ganado, pues en la segunda fase cedieron la iniciativa al rival, lo que delata un espíritu conformista y acomodado. Parecen creer que les basta con apretar cuando sea necesario para salvar los muebles, pero el seṕtimo de caballería de Cockerill a veces extravía el camino. La mala puntería de Staunton (por contra, Walder metió todos los tiros que intentó), y un scrum que comenzaba a hacer aguas, facilitaron las cosas a los londinenses. El único dato positivo es que pudieron salvar los dos puntos bonus.

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