viernes, 6 de agosto de 2010

Tri Nations 2010. Cuarto asalto: Imparables All Blacks



Han bastado nada más que 4 jornadas del Tri Nations (es decir, ni medio torneo, pues consta de 9 partidos) para que el torneo ya esté decidido en favor de Nueva Zelanda. Se podrá maquillar más o menos el dominio de los renacidos All Blacks, podrán perder la Bledisloe Cup (aunque lo dudo mucho), pero el título lo tienen, como se dice en catalán, en "el sac i ben lligat". Y es que la paliza que infligieron a Australia la semana pasada fue de las que dejan huella, tanto para los vencedores como para los vencidos. La supuesta candidatura de los Wallabies al título, la idea ventilada por algunos de que la Australia de Deans ya estaba madura para grandes gestas (para mí, su proyecto iba perfectamente encarrilado hasta el inicio del pasado Tri Nations. A partir de ese momento, sumado a los problemas con Tuqiri y a la huida de George Smith, se ha ido para abajo), se desmoronó en un par de minutos, los que necesitaron Carter y un imperial Muliaina (insisto: ha vuelto el mejor fullback del mundo) para darle la vuelta al espejismo que significó el ensayo prematuro y accidental de Mitchell. Fueron sólo 5 minutos de ilusión para los locales, a los que siguieron nada menos que 75 de padecimientos de todo tipo para acabar en un severo correctivo que pone en su sitio al proyecto de Deans (28-49). Siete ensayos, siete, fueron cayendo, uno tras otro, ante la mirada trastornada de la afición congregada en Melbourne. El balance para los 'de negro' es inmaculado a día de hoy: 3 victorias en 3 partidos, con 3 bonus ofensivos (y no permitiendo un solo bonus defensivo a sus rivales). En el campo las mejores versiones de Muliaina, McCaw, Rokocoko o Carter (más afinado de cara a palos que en partidos precedentes). Con la delantera funcionando a tope, y con la pareja de centros Smith-Nonu engrasada como en el 2008 (no me extraña que el gran Luke McAlister no tenga sitio en este equipo), Nueva Zelanda se convierte en un torrente difícil de detener, en un equipo prácticamente invencible.

Fue tan clara la superioridad neocelandesa, tan poderosa su defensa y, sobre todo, tan arrasador su electrizante ataque, que los locales ni siquiera pueden apelar a la importancia de ciertas decisiones arbitrales en contra (como la rigurosa expulsión de Mitchell nada más iniciado el segundo tiempo); el desnivel general fue demasiado grande, y además la diferencia en el marcador ya era clara para los de Graham Henry en el momento en que Australia se quedó en inferioridad numérica. Precisamente fue en inferioridad cuando Australia desplegó su mejor cara, y un atrevimiento a tener en cuenta. Pero ya habían sido sepultados por errores individuales decisivos (de Barnes, de Mitchell, de Giteau, etc.) y por la asombrosa capacidad de los neocelandeses para ir sumando puntos cuando y como se proponían. En este sentido, la exhibición de poderío de los All Blacks fue más allá de la demostrada por los Springboks el año pasado, y es que ni en sus mejores partidos pudieron los sudafricanos sembrar un abismo cualitativo tan grande con sus rivales como el que está cavando este año Nueva Zelanda. Tras un año 2009 de penurias (derrota ante Francia en los tests de junio y desastre en el Tri Nations), los All Blacks vuelven a ser el mejor equipo del mundo, y lo hacen desplegando una capacidad rugbística única que marca con el resto diferencias difícilmente salvables. El Tri Nations lo tienen en la mano, es cuestión de pocas jornadas (podrían conseguirlo matemáticamente ganando mañana en casa a Australia, consiguiendo además el bonus ofensivo e impidiendo que los australianos obtengan el defensivo), y ya sólo falta ver si se llevarán de nuevo la Bledisloe Cup (apuesto cualquier cosa a que sí) y podrán acabar el torneo imbatidos (eso puede que no, aunque tienen muchas opciones).

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