Ayer Rafa Molina comentaba en las páginas de Marca una polémica originada alrededor de la sanción de 24 semanas que recibió Julien Dupuy tras el Ulster-Stade Français de la Heineken Cup. Molina se hace eco de las reflexiones del mítico Rob Andrew sobre si el rearbitraje que, gracias a los medios tecnológicos que aporta la televisión, se está llevando a cabo sobre determinadas jugadas de partidos de rugby. El reportaje se refiere básicamente a la agresión de Dupuy sobre Stephen Ferris, pero también cita la sanción que recibió Dan Carter tras su placaje alto en el Gales-Nueva Zelanda del pasado noviembre (que le valió ser sancionado durante una semana). Andrew viene a decir que si se recurre tanto a este tipo de reabitrajes el rugby podría 'perder naturalidad' y los jugadores, a la hora de entrar al choque, podrían pensárselo dos veces antes de recibir sanciones fuertes y este deporte pasaría a ser, de esta manera en la que se eluda el combate, una modalidad de tenis pero con balón oval. Con todos los respectos para Andrew, estas reflexiones me parecen una soberana estupidez, una tontería indigna de un mito como el inglés. No entiendo cómo se puede decir seriamente que sancionar a posteriori (los árbitros no son infalibles y siempre se les pueden escapar acciones en vivo que supongan una cierta gravedad) desvirtúa el rugby, si no es que lo que se pretende es implantar un régimen similar al del fútbol, es decir, la impunidad total para acciones que el árbitro, humano como es, no pueda apreciar en directo. Si Dupuy agrede con gravedad a Ferris, y los árbitros no lo ven pero las cámaras lo registran, es de justicia que se sancione al francés. Decantarse por lo contrario sería hacerle el juego a los tramposos y a los que apuñalan por la espalda. Si el rugby pretende ser un deporte de justicia, digno y con principios, lo lógico es que la capacidad de los medios televisivos que tenemos a nuestro alcance se utilice en el sentido de ampliar el margen de visibilidad que tienen los árbitros sobre la hierba. Pretender lo contrario no significa otra cosa que ir contra el rugby y los principios que lo fundamentan.
Sobre el final del artículo prefiero no extenderme mucho, porque ya es risible. ¿Cómo es que dentro del mundo del rugby se teme que este deporte parezca un fenómeno 'violento'? Joder, es que el rugby es violento, es un deporte de combate en el que, como tal, el contacto físico es durísimo y directo. Otra cosa es que sea un deporte violento, que lo es, pero con reglas claras, que también las tiene. Pero precisamente para limitar el grado de violencia que se ponga en juego, es decir, para sancionar conductas repulsivas como la de Dupuy, es necesario contar con los rearbitrajes y la ayuda televisiva que precisamente se están criticando.
Totalmente de acuerdo, intentar futbolizar el rugby sería un error catastrófico, dar armas a los tramposos sólo sirve para disminuir la deportividad.
ResponderEliminarEl rugby es un deporte de contacto, a muchos les puede parecer demasiado violento, claro, saben que coger a un jugador por la camiseta es falta y puede caer o tirarse sin que te toquen debe ser sancionado, imagínate un placaje.
A nadie le parece curioso que para tirar a un jugador de rugby de noventa quilos debas golpearle con todas tus fuerzas, pero para tirar a un futbolista del mismo peso tocándolo cae al suelo como mantequilla, "existe contacto" gritan los voceros. Pena de deporte, con lo bonito que era el fútbol.
Un artículo ilustrativo sobre el tema:
ResponderEliminarhttp://www.nzherald.co.nz/best-of-rugby-analysis/news/article.cfm?c_id=1502181&objectid=10617518