sábado, 24 de julio de 2010
Tri Nations 2010. Tercer asalto: Sudáfrica en coma
Tres partidos: tres derrotas, cero puntos, cuatro sin bin, 10 ensayos encajados por sólo 4 conseguidos, 93 puntos en contra (media de 31 por partido, una sangría) y 42 a favor, etc. Basta con tener en cuenta las estadísticas para darse cuenta de la dimensión del desastre Springbok este año. Tras un curso plagado de éxitos como fue el de 2009, la caída está resultando mayúscula, y si no se reconduce el rumbo ya en tierras sudafricanas (aunque conquistar el título es misión imposible) debería producirse un cambio en el banquillo. De Villiers no debe seguir. Lo que se está demostrando es que lo del año pasado fue insólito y tal vez irrepetible, un accidente; la tónica normal es la del 2008, cuando fueron colistas en el Tri Nations, y este año el bagaje todavía puede ser peor (al menos en 2008 a estas alturas habían vencido en Carisbrook). Todas las sospechas de que el éxito de la edición pasada se debía a la 'autogestión' de los jugadores (más atentos a las indicaciones de Gary Gold que a las de Muir o De Villiers) se van confirmando este año, aunque algunas bajas también están resultando decisivas (Du Preez básicamente, aunque también la de Brüssow y el sorprendentemente ignorado por De Villiers, Frans Steyn).
El partido disputado esta mañana (española) en Brisbane ha reproducido de nuevo el guión de los dos primeros asaltos del torneo. Primera parte espantosa, con unos Springboks sin ideas ni intensidad, totalmente bloqueados mentalmente, y con una facilidad pasmosa para cometer infracciones de todo tipo (de nuevo se quedaron en inferioridad a los primeros minutos de partido). Incluso en su punto fuerte, los line outs, eran dominados (el ensayo de Mitchell viene por un line out propio perdido). Con Pienaar la verdad es que al menos intentan jugar algo, y en varias ocasiones se plantaron a 5 metros de la línea de marca (Kirchner y Habana), pero la defensa australiana, liderada por un inconmensurable David Pocock (para mí, el mejor flanker del mundo ahora mismo), desbarató todas las intentonas. El 17-3 con el que se llegó al descanso ya parecía insalvable. En la segunda parte mejoraron algo los visitantes (aunque el saldo volvió a ser negativo: 13-10), aunque tal vez porque Australia se echó algo atrás buscando el contraataque con sus mortíferos Genia, Ashley-Cooper o Mitchell (Cooper en esta ocasión no estuvo demasiado fino). Dos ensayos y alguna sensación positiva (como en el brillante maul del segundo o la intensidad mostrada por De Jongh), pero insuficiente para conseguir al menos el bonus defensivo. En resumen: una lección de Deans (probablemente el mejor entrenador del mundo, aunque el año pasado se equivocara manteniendo a Burgess frente a Genia) a De Villiers (un advenedizo bocazas).
Un desastre inobjetable el trayecto de los Springboks por tierras del Pacífico. Ahora esperan unas semanas de descanso y reflexión, mientras Australia y Nueva Zelanda se disputan el torneo.
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