miércoles, 26 de mayo de 2010

Toulouse tetracampeón, sinónimo de Heineken



Por si había dudas, se ha vuelto a confirmar: hablar de la Heineken Cup, la Copa de Europa del rugby, es hablar del Stade Toulousain. Ésta que consiguió el pasado sábado en París es su cuarto título (21-19), pero hay que recordar que además ha disputado dos finales más. Es decir, que su presencia en estas finales alcanzan la cifra de seis, en un torneo que sólo se ha disputado en quince ocasiones.

No se repitió el partido (Top 14) que vimos en Anoeta hace unos meses, donde Biarritz mostró unas virtudes en scrum y tiro a palos que no pudieron ser contestadas por los de Guy Novès. En París las tornas se invirtieron y el scrum dominante, a veces incluso de forma apabullante e insultante (incluso ya con Barcella en el campo), fue el tolosano. En pocos partidos del máximo nivel podrá verse un dominio tan avasallador en el scrum como en este partido, y resulta sorprendente, no si tenemos en cuenta la fortaleza del paquete de Toulouse (que en semifinales doblegó en ese terreno a Leinster), sino porque Biarritz había jugado a buen nivel en esa faceta del juego en partidos anteriores.

Como suele ser habitual en finales de la Heineken, apenas hubo ensayos (en este caso, sólo uno y al final), y todo se confió a la efectividad de los tiros a palos, donde Skrela y un inspiradísimo Florian Fritz le ganaron la partida a un desaparecido Yachvilli. Aunque el resultado fue al final bastante ajustado, creo que la victoria de Toulouse es merecida, pues fue el que mostró más capacidad de dominio y fue el único equipo que trató de jugar a la mano, dirigidos por la inspirada dirección de Byron Kelleher. El momento clave del encuentro fue el sin bin de Albacete, que los de Novès resolvieron con mucha solvencia: 6-3 (2 drops de Skrela) y dominio en el juego, en cuanto control e intensidad. Biarritz sólo fue ambicioso al final, cuando no le quedaba ya otra opción.

Si Thierry Dusatoir, el gran capitán de Francia, consigue así su primera Heineken, tras haber perdido dos ante Munster (con el propio Toulouse y con Biarritz), su compañero de equipo, Cedric Heymans (que apareció en la segunda mitad), se lleva su cuarto trofeo (tres con los tolosanos y uno con Brive, en seis finales disputadas).

Wayne Barnes estuvo mucho más fino que en su semifinal de la Guinness. También me llamó la atención la cantidad de mujeres entre el público (o había muchas o el realizador sólo las destacaba a ellas).

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