viernes, 22 de octubre de 2010

Sharks y Western Province a la final

Si nos atenemos a lo que ha dado de sí la temporada, reflejada en la clasificación general liderada por Sharks y Western Province, en este orden, en semifinales se cumplieron los pronósticos con la llegada de estos dos equipos a la final de la Currie Cup.



Duro y trabado fue el enfrentamiento que se disputó en Durban, donde los Sharks lo pasaron mal para conseguir la victoria aunque fueron los que más la merecieron, frente a los Blue Bulls (16-12), vigentes campeones del torneo. El partido fue lento, pesado, cansino incluso, en el que la infantería tuvo un rol omnipresente, anulando a las dos poderosas caballerías de ambos lados. Constante trabajo de delantera, choque de flankers y fases largas y lentas, fue un partido durísimo pero escasamente atractivo. La lluvia copiosa que se derramó sobre el estadio al final del encuentro fue la guinda para la batalla encarnizada que se estaba celebrando en la hierba. El prematuro ensayo de Keegan Daniel fue a la postre el momento decisivo que desniveló un encuentro en el que cada jugador puso sobre el campo todas sus energías disponibles. Me gustaría destacar la labor, una vez más, del tercera línea Willem Alberts, uno de los mejores jugadores sudafricanos del momento, un tipo rocoso y que nunca elude el contacto. También se afianzó como el mejor hooker del país Bismarck Du Plessis, frente a quien puede disputarle la titularidad con la zamarra Springbok en los tests de noviembre (el sobrevalorado Ralepelle), y brillaron el joven Lambie y el duro centro Andries Strauss. En cambio, los Blue Bulls decepcionaron, pues jugaron a remolque durante gran parte del encuentro, sin saber desplegar en ningún momento su conocido y poderosísimo juego ofensivo, y dejando las tareas para un rush final que no pudieron culminar bajo la lluvia y la fuerza de la defensa local.



En la segunda semifinal todo fue mucho más claro pues, aunque se esperaba una fuerte resistencia de los Cheetahs, lo cierto es que Western Province volvió a ser el de las mejores ocasiones (es decir, el equipo que lideraba la Currie Cup durante la primera vuelta) y arrasó a los de Bloemfontein, con un contundente 31-7 en un abarrotado estadio de Newlands (por cierto: qué gozada la pasión y entusiasmo de la afición de Ciudad del Cabo), el tercer estadio más antiguo del mundo del rugby. Cómo se nota el cambio que para mejor ha experimentado Habana, tras su mal Tri Nations, donde parecía fatigado, sin chispa ni ideas, pero que en esta semifinal apareció con su mejor versión, la del que fue nombrado mejor jugador del Mundial 2007. Junto a él, todo el equipo de Coetzee puso la directa y mantuvo un altísimo ritmo de juego durante todo el partido (una "emphatic performance", según la tv sudafricana), dirigidos durante 43 minutos por Januarie y 37 por Duvenage. Me gustaron particularmente los maravillosos flankers locales, Burger-Louw-Vermeulen, una de las mejores terceras líneas que debe haber en el mundo a nivel de clubs, que permiten a su paquete delantero, además de un empuje tremendo, un dinamismo complicado de atajar, sobre todo si viene secundado por el inconmensurable Juan De Jongh, muy bueno en ataque e insuperable en defensa, y la movilidad increíble de los pequeños Aplon, Habana y Jantjes.

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