Wilko brilla en la derrota inglesa

Ya se sabía desde un principio: no se puede evaluar con criterio el partido de Inglaterra si tenemos en cuenta la plaga de lesiones que lleva padeciendo desde hace semanas. Lo tenía muy difícil ante los rodados australianos (que vienen de todo un Tri Nations, aunque estuvieran mal en el torneo del sur. Se les nota que están al final de su temporada), que aprovecharon su fuerza física y mayor compenetración como equipo en la segunda parte. Pero los ingleses comenzaron bien, muy bien incluso, con un drop de Wilkinson nada más iniciarse el partido ("¡Welcome home!", gritaba el locutor televisivo), y dejando un 9-5 en el marcador en el intervalo. En el pub Hogan's de Palma decenas de británicos no se lo creían; Wilko había vuelto e Inglaterra mantenía el tipo. Sir Jonny impartió también una magistral lección de placajes, sobre todo uno al gigante Mark Chisholm, al que levantó del suelo. Los wallabies parecían, en esa primera parte, la prolongación del equipo que perdía todos los line outs en el Tri Nations y que no paraba de ceder penalizaciones una tras otra. Pero a los ingleses les faltó físico (al contrario que sus rivales, se nota que están al inicio de su temporada, en fase de rodaje todavía, y su mermada primera línea lo acabó acusando), juego más fluido de sus tres cuartos y que jugadores que deberían ser claves, como 'Tintín' Geraghty y Banahan, estén más inspirados (Banahan en concreto creo que puede dar mucho de sí, pero está bastante verde, falta pulirlo). Los australianos cambiaron de cara en la segunda fase, con Ashley-Cooper y Giteau al mando, dirigidos por un grandísimo medio melé como es Will Genia (cada día que juega entiendo menos que Deans haya tardado tanto tiempo en defender al desastroso Burgess en lugar de a Genia), digno sucesor del mítico George Gregan. 9-18 al final del partido y nueva victoria de los wallabies en Twickenham, aunque en este caso la derrota local tenía más coartada que en otras ocasiones.