Llego algo tarde a la crónica de este partido, sobre el que ya se ha pronunciado todo el mundo. "Dramatic, controversial, exciting" decía Eddie Butler en la BBC al final de los 80 minutos, extasiado de rugby, y tenía toda la razón. Del partido de delanteras vivido en Murrayfield, pasamos en el Aviva Stadium a un brillante despliegue de tres cuartos dinámicos, incisivos, siempre buscando espacios, combinando. De la racanería que no pone nada en juego pasamos al riesgo, al vértigo de la apuesta declarada por la victoria. Los dos fueron grandes combatientes, pero creo que Gales mereció ganar, pues su ataque atesoró más ritmo y continuidad que el de los locales, entregado en demasía a breves momentos de intensidad. Ahora mismo Gales es un equipo en progresión claramente ascendente, mientras que Irlanda trata de mantener el nivel de hace dos años, aunque difícilmente puede evitar el declive general, que es la prolongación del ocaso de sus estrellas durante la última década.
Todo se decidió al final, y con una tarjeta roja que se quedó en sin bin para Bradley Davis, pero lo de Gales fue un espectáculo precioso: con qué soltura y desparpajo jugaron los últimos 3 minutos, un punto abajo, con una madurez de equipo cuajado, grande, digno de las mejores hazañas, convirtiéndose en el principal favorito para este torneo (no he visto a Francia todavía, pero un partido en casa ante Italia no parece indicativo todavía de la condición o no de favorito al título). Con un trío de jugadores decisivos, como Halfpenny, North y el omnipresente Jonathan Davies (voy a darle al autobombo: recuerden en qué blog, desde hace un par de años, ya señalábamos que este chico era un crack), y sobreponiéndose a las numerosas bajas y a un errático porcentaje de tiro a palos de Priestland (mucho más entonado con el oval en juego). Una maravilla el segundo ensayo de los dragones: salida de line out vertiginosa (repitiendo uno de los ensayos del Mundial ante la misma Irlanda), con un extraordinario North (recordemos: sólo 19 añitos y ya 10 ensayos con los dragones) cada día más asentado, que explota su físico imponente, y dejando un off load de quilates (portentoso también el de Priestland en el primer try) ante un Davies que se mueve entre la defensa irlandesa como nadie (ya lleva 3 ensayos en 2 partidos).
Para acabar, varios detalles irlandeses que no me gustaron nada. Primero, el rodillazo que le regala Murray a Davies en el segundo ensayo. Y, peor aún, la tremenda pitada general contra Halfpenny cuando éste prepara el tiro decisivo. Por mucho que se jugara ahí el partido, fue indigno de la habitualmente muy respetuosa afición irlandesa.
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