martes, 31 de mayo de 2011
Punto y aparte en finales de la Heineken: Leinster hace historia
No hace falta decir que este mes de mayo he tenido muy abandonado el blog y, por extensión lógica, el mismo rugby. Tesis doctoral y trabajo exigen tiempo y energías, pero espero poder recuperar dedicación cuando se acerquen las fechas del Mundial. De momento, voy viendo con retraso los partidos más importantes del último mes, en un Hemisferio Norte que va resolviendo todos sus frentes, salvo la final del Top 14. Esta vez toca la final de la Heineken Cup entre Leinster y Northampton (33-22), disputada en una olla de emociones y pasión como la del Millenium Stadium, y con el saldo de uno de los partidos más extraordinarios que se hayan visto en la última década en Europa, sin duda, sobre todo gracias a una remontada histórica (Leinster perdía de 16 y acabó ganando de 11). Eso sí, el enfrentamiento no fue totalmente igualado, ya que mantuvo un claro desnivel en cada una de las partes, dominado por uno de los dos contendientes, que se saldó finalmente, en el cómputo global, con triunfo para un Leinster que al menos pescó 6 puntos en su 'parte mala', la primera, mientras que a Northampton se le acabó la gasolina en el intermedio. Las dos exclusiones que sufrió, sobre todo la segunda (en un momento decisivo: cuando debían contraatacar tras ser arrollados por los irlandenses en el inicio de la segunda fase), acabaron de rematar la temporada del brillante equipo de Jim Mallinder, al que de momento se le resisten los rushes finales de las competiciones que disputa. Cada año mejora al anterior, y no estaría nada mal (ni sería en absoluto algo extraño) que la próxima temporada pueda conseguir al menos uno de los títulos en disputa.
En la primera parte el recital lo dirigieron los Saints que, con un Foden sensacional, laminaron a los dublineses, destruyendo primero su scrum, y después agujereando la defensa azul por todos sus lados en furiosas e imparables acometidas. El habitual juego dinámico de Northampton volvió a demostrar que si tiene gasolina en los depósitos es difícilmente controlable (sus despligues tras cada scrum son de nota, slaloms mortíferos), una máquina de hacer rugby. Pero el cansancio, y tal vez cierto conformismo, permitieron que Leinster fuera devolviendo todos los golpes en un insuperable e histórico reinicio de partido, en el que desplegaron todo su extenso y variado repertorio, con papel destacado de sus flankers O'Brien y Heaslip (de lo mejor del mundo en este momento. Vaya Mundial les espera junto a Ferris), e imperial actuación de un Jonathan Sexton, Man of the Match, que demostró a los que lo dudaban (yo mismo) que puede ser el apertura titular de los verdes en Nueva Zelanda (aunque una semana después el mítico O'Gara le mostrara sus galones en la final de la Magners). Todo lo hizo bien Sexton, incluso los tiros a palos, que no suele ser su mejor arma (creo que sólo falló un tiro, cuando ya estaba todo resuelto), y lideró a su equipo un día en el que el mítico O'Driscoll no tuvo su mejor partido. Segundo título en tres años, esta vez sin Michael Cheika en el banquillo, para un equipo que está haciendo historia y que está demostrando que Irlanda sigue viviendo un gran momento (una semana después, Munster le ganó la citada final de la Liga Celta).
martes, 17 de mayo de 2011
Verdún en Welford Road
Castrogiovanni tocándole la cara a Hartley
Como no pude ver el encuentro en directo, y fijándome en el raquítico resultado (11-3), pensé que la primera semifinal de la Aviva Premiership que enfrentó a Leicester Tigers y Northampton Saints había sido mediocre y prescindible, uno de esos partidos en los que la trascendencia del enfrentamiento produce un festival de renuncias, cicaterías y desapegos, una entrega al modo más conservador de entender el rugby. Por eso mismo no estaba excesivamente ansioso a la hora de decidir el momento adecuado para ver el partido. Pero me equivocaba, porque lo que me esperaba era un auténtico partidazo, una batalla bestial entre dos ejércitos que se vaciaron espectacularmente, luchando metro a metro, con una intensidad eléctrica, sin treguas ni contemporizaciones de ningún tipo, entregados en una pugna de gran intensidad bélica. A medida que avanzaban los minutos fui entendiendo que el escaso marcador final no fue resultado del escaso juego o la falta de ambición, sino de la igualdad reinante entre dos equipos que contestaban con fiereza cada ataque rival, que nunca cedían ni un espacio que no pudieran defender con sangre, riñones y golpes. De hecho, hasta el ensayo de Alesana Tuilagi, ya en el minuto 70 (conseguido gracias a un espectacular pase del argentino Ayerza), el partido no estuvo ni mucho menos decidido, y podría haberse decantado por cualquiera de los dos contendientes.
Fue un festival de agresividad subterránea, con rucks devastadores en los que siempre se acababan enzarzando varios rivales cuando el oval seguía su curso fuera de los amontonamientos. El rey en este juego fue el colosal Courtney Lawes, un tipo que si no se tuerce tiene que marcar una época en el rugby inglés y mundial, pues posee unas condiciones (unidas a su juventud) insuperables. Lawes estuvo en todas partes, cubriendo, placando, saltando en los line outs, entrando poderosamente en los rucks, etc. Otros también estuvieron a gran nivel, aunque llevaron la agresividad del partido hasta extremos impresentables, como fue el caso de Manu Tuilagi, otro futuro astro de este deporte (sólo tiene 19 añitos) que, sin embargo, se marcó un recital de malos modos que incluía placajes altos (especialmente uno a Geraghty), entradas con el hombro en los rucks y una infame (y repetida: tres golpes fueron) agresión a puñetazo limpio contra Chris Ashton, con el que se cebó tras haberle propinado un placaje tardío. Al final del encuentro buscó al abrazo del ala de los Saints (Ashton accedió caballerosamente), pero eso no debería impedir que se le sancione con un buen número de semanas. Tiene razón Jim Mallinder: Manu mereció la tarjeta roja, y unos 50 minutos en inferioridad para los Tigers podrían haber significado un resultado muy distinto al registrado.
lunes, 9 de mayo de 2011
Riaan Viljoen, hombre del momento
El poderoso fullback de los Cheetahs y de Griquas (en la Currie Cup), Riaan Viljoen, está lo que se dice en inglés 'on fire'. Asentado en la titularidad del equipo dirigido por Naka Drotske (dejando fuera a Hennie Daniller), y dueño de un tiro poderosísimo, el Springbok está demostrando una gran intensidad en estos últimos encuentros, hasta el punto de sumar a sus conocidas capacidades algunos detalles menos acostumbrados. Dejo la imagen de su estratosférico drop conseguido la semana pasada ante los Brumbies en el Super 15, pero hay que recordar que este pasado fin de semana realizó un extraordinario partido ante los Lions en Johannesburgo (gran partido también de Brüssow, que incluso se permitió un preciso pase de espalda para el ensayo de Corné Uys), en la victoria imponente de los de Bloemfontein (19-53) que prolonga su mejor racha de la temporada. No es la de los Lions precisamente la mejor defensa de la competición, pero se nota que la capacidad combinatoria en ataque de los Cheetahs ha mejorado ostensiblemente, ejercitándose en este partido con unas jugadas trabajadísimas en el off load y con una continuidad y acompañamiento magistral. Viljoen se contagió de la eficiencia orgásmica en ataque de los suyos para conseguir nada menos que 3 ensayos en este partido (hasta ahora sólo contaba con uno en todas sus intervenciones del torneo, 20 en total), e incluso se quedó a punto de conseguir un cuarto, posibilidad desestimada después de recurrir al árbitro de televisión.
lunes, 2 de mayo de 2011
Un brillante Northampton destroza las ilusiones de Perpignan
Los Northampton Saints vuelven a una final de la Heineken Cup 11 años después de ganarla en el año 2000, con una indiscutible victoria ante el USA de Perpignan, 23-7. El gran trabajo de los últimos años de Jim Mallinder, unido a la reunión de una generación fabulosa de brillantes jugadores ingleses (Foden, Lawes, Ashton, Hartley, Wood, Myler, Dowson o Day) que permite utilizar inmensos recursos, comienza a producir resultados serios con esta final y la casi segura inclusión en los play offs de la Premiership. Se acabó el dominio francés, al menos por este año, tras un 2010 que enfrentó en París precisamente a Toulouse y Biarritz, y quedándose en el camino los 4 equipos que se habían metido en cuartos de final, el 50 % del total.
La victoria de los Saints no fue tan abrumadora como la conseguida en Franklin Gradens hace poco más de un año, en la fase de grupos de la misma Heineken, pero fue amplia y clara. De hecho, Perpignan repitió su espantosa primera parte ante Toulon en Montuic, con escasa concentración y una casi irritante incapacidad para dar varios pases seguidos, aunque en esta ocasión su rival aprovechó la ocasión para abrir diferencias ya insalvables. Los ingleses fueron los únicos que propusieron desde un principio ir a por el partido, con el ritmo trepidante que suele imprimir la dirección eléctrica de Lee Dickson. Fue un ataque directo y decidido, típico del estilo que Mallinder ha imprimido a su equipo, y durante la primera parte las fases se acumulaban una tras otra, desplegándose con una continuada velocidad e impulso. Tenían prisa los Saints para imponer su dominio, y sus dos brillantes ensayos de Foden (tras un genial cambio de direcdción de Diggin en la salida de un ruck) y Jon Clarke (magistral jugada del segundo centro) significaron la traducción en puntos de este dominio casi absoluto. La intensidad y la inspiración de los Saints no permitía a la USAP ni siquiera la posibilidad de avanzar en terreno rival (su único intento de anotación hasta el minuto 39 fue un tímido intento de drop de Laharrague, prácticamente desde mediocampo). Las estrellas locales demostraron su enorme categoría: el 'tren' Foden pudo realizar alguno de sus mortíferos slaloms entre la defensa francesa, Hartley batirse en un duelo interesante con Guirado (que le frustró brillantemente un ensayo que parecía seguro con un tackle justo en el vértice de la línea de marca), los segundas Lawes y Day estuvieron impresionantes todo el encuentro, y el capitán Dowson demostró que además de ser un flanker muy completo en defensa también sabe romper la línea rival cuando hace falta. Tal vez sólo Ashton estuvo por debajo de sus posibilidades, últimamente más pendiente de piques con los rivales (esta vez con un provocador David Melé, y hace semanas se las tuvo en la liga inglesa con Bobo). El partido habría quedado sentenciado ya en el descando si la USAP no se hubiera encontrado casi sin querer con un ensayo que les daba todavía alguna posibilidad. Y aunque en la segunda parte se vieron obligados a intentar llevar la iniciativa del juego, Northampton supo detener todos sus ataques e incluso ampliar la renta con un nuevo penalty transformado por un efectivo Myler. Muy pobre la actuación general de los 'catalanes', que vieron frustrado su sueño de repetir final de la Heineken, tras su fracasada experiencia de hace casi una década ante Toulouse. Leinster-Northampton promete ser una final impresionante, con dos de los mejores ataques del continente.
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