domingo, 12 de diciembre de 2010
Escocia en noviembre
La Escocia de Andy Robinson me sigue despertando sentimientos opuestos y algo confusos. Por una parte, se nota que ha mejorado sustancialmente con respecto a la época de su antecesor en el cargo, el sobrevalorado en su momento Frank Hadden, pero por otra parte siguen manteniéndose una serie de elementos que lo convierten en un blanco asequible para demasiados equipos. En el cómputo negativo hay que insistir en un aspecto del juego en el que no experimentan mejora alguna: los ensayos. El juego ofensivo de los caledonios sigue siendo muy deficiente, entregado como se encuentra a la bota mágica de Dan Parks (y de Chris Paterson cuando éste no se encuentra lesionado). Los tres cuartos siguen sin entrar excesivamente en juego, y eso se nota todavía más ahora con la baja parece que definitiva del rapidísimo Thom Evans. A base de drops y tiros a palos es difícil ganar regularmente, aunque a veces se pueda dar la campanada, como de hecho ha sucedido en los dos últimos años de las giras otoñales. Un único ensayo, obra del felizmente recuperado para la selección Nikki Walker, el poderoso ala de los Ospreys de Swansea, es un bagaje muy pobre para 3 partidos (Nueva Zelanda, Sudáfrica y Samoa, ganándose este último gracias a un penalty transformado, en el último minuto, por Ruaridh Jackson).
Sin embargo, la delantera escocesa vuelve a vivir grandes momentos. Aunque su defensa en general ha sido muy irregular, pues tras la calamitosa actuación ante los All Blacks, cuando encajaron unos 6 o 7 ensayos y una paliza tremenda (3-49), todos relacionados con pésimas actuaciones defensivas de los locales, marcaron un gran nivel ante los Springboks, a los que sorprendentemente vencieron 21-17, tras contener el poderoso ataque de los sudafricanos. Ante los campeones del mundo mostraron su mejor cara, la misma que los llevó a derrotar a Australia hace poco más de un año o a Irlanda en Dublín el pasado VI Naciones: explotando los recursos de los que disponen, es decir, atando en corto los despliegues ofrensivos rivales, muy serios en las coberturas, no despistándose en los line outs (salvo en el que permitió a Willem Alberts anotar el único ensayo de su partido) y con unos flankers poderosos y con más posibilidades ofensivas que sus alas. Jugadores que estuvieron nefastos ante los All Blacks, como Southwell y Morrison, despertaron a tiempo ante los Springboks, y eso su equipo siempre lo nota. Pero después de cambios tan drásticos, sigo sin saber hacia dónde avanza la Escocia de Andy Robinson. Mejor que la de Hadden, desde luego, lo es.
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